Perdona a tus enemigos, pero nunca te olvides de sus nombres. John F. Kennedy
Y es que eso es lo que queremos, que no se olviden de nosotros, pero ¿Qué cosas tenemos que tener en cuenta para que ésto no suceda? Existen 6 criterios que se deben tener en cuenta para hacerlo, los tres primeros son los más importantes para elegirlo, los tres últimos para ser capaces de defenderlo.
1. Memorable
Esto parece de perogrullo pero no todo el mundo se fija en ésto, es imprescindible enfocarse en que el nombre sea fácil de pronunciar y memorizar, especialmente sonoro. Cuando estamos en el proceso (de lo más frustrante, por cierto) en el que buscamos cómo generar ideas para crear un nuevo nombre (para hacerlo interesante leer este post de Marketing de Guerrilla) es importante que nos centremos en que éste sea fácil de entrar en las cabezas como una losa.
Para ésto como con todo la sencillez es siempre la que tiene que primar, los nombres extremadamente cortos (como BIC, GAP) y fáciles de pronunciar (ZARA) son peritas en dulce, sobre todo si somos capaces de acompañarlo con un eslógan fuerte que describa una acción o haga una pregunta.
2. Representativo
Otra que parece una tontería y que no lo es en absoluto. Desde luego si tienes una tienda de ropa femenina no te puedes llamar «MAPFRE» y si tienes una aseguradora muy seria no te puedes llamar «EL RINCÓN DE MONI»; sin embargo hay muchos namings de empresas que han fracasado precisamente por ésto.
El nombre de la marca tiene que ser creíble y representativo en función a aquello que vende y para su target ( No esperamos de «El RINCÓN DE MONI» que venda precisamente trajes para señoras mayores de clase alta). Es fundamental que toda nuestra identidad corporativa esté organizada por y para comunicarse con nuestro target objetivo (interesante para esta cuestión este post de Jose Facchin)
3. Agradable
Los consumidores tienen que ver atractivo estético en una identidad de marca, por ello es fundamental trabajar no sólo el nombre, sino el logo y todo el clima visual que tiene que acompañar a la marca con más tino de lo que normalmente suele hacerse. El nombre tiene que ser agradable al gusto, tiene que decirse de forma fácil en la boca, y tiene que quedar estéticamente bonito en el papel, mejor aún si la sola palabra evoca alguna imagen agradable en nuestra cabeza, aunque sea abstracta.
Cuando conectamos nuestra marca con el sentimiento de belleza del consumidor el porcentaje de éxito sube como la espuma.
4. Transferible
Esta cuestión tiene dos vertientes; por una parte, tenemos que buscar que nuestra marca sea transferible, que evoque, que llame a algo mucho más grande. Nuestra agencia de publicidad se llama Ebualá porque queremos evocar la magia, la sorpresa, y nos da juego para emplear el nombre en muchas situaciones. Además, nos permite añadir productos a la marca sin problema porque no es demasiado estricta, y ésta es otra de las cosas que tenemos que buscar con la «transferibilidad» de la marca.
La vertiente más negativa, y por qué no decirlo, la que más anécdotas divertidas ha generado es el hecho de cuidar qué puede llegar a evocar nuestra marca cuando se cambia de contexto, de país, de target, etc. Volkswagen decidió llamar «Touareg» a su todoterreno para evocar el aire nómada e intrépido de las tribus del Sáhara, sin embargo ésto les provocó algún que otro quebradero de cabeza cuando levantó algunas ampollas en Estados Unidos porque los Touareg también era un pueblo conocido por emplear la esclavitud.
Por otra parte, marcas como Rodilla han conseguido con una identidad tan fabulosa que hace que no pensemos… en una rodilla cuando vamos a sus restaurantes. ¿Os habíais fijado?
Y cómo no, os dejamos un divertido post acerca de los malas elecciones de nombre en marcas de coche. ¿Recordáis el Nissan Laputa?
5. Adaptable
Los mejores marcas de la historia han adaptado sus logos y su identidad sin ningún problema a lo largo de la historia, famosos son los retoques desde Apple a Telecinco para contentar a propios y extraños según iban pasando los años. Y ésto es algo que tenemos que tener en cuenta cuando creamos unan marca, esperamos que dure tiempo y por eso tenemos que pensar que tiene que tener capacidad para evolucionar.
Este criterio tiene que tener en cuenta también ámbitos responsive, es decir, pensemos en cómo vamos a plasmar este nombre y cómo, de forma que pueda adaptarse a todos los dispositivos (incluyendo el papel) sin que trastorne la marca en absoluto.
6. Patentada
¡Que levante la mano quien tenga una marca que no esté patentada! ¡Demasiados! ¿Cómo invertimos tanto dinero en crear nuestra marca y luego nos despreocupamos tanto de protegerla? Antes de pensar en crear una nueva marca tenemos que hacer un buen estudio acerca de si está infringiendo alguna otra marca (tanto en dominios de internet como en el registro de patentes y marcas).
Después, considerar muy bien el tiempo y recursos que vamos a destinar a su protección para poder tener bien claro si su nombre va a poder protegerse con facilidad, para qué países, para qué sectores … así como que sea lo suficientemente único para que nos libre de constantes confusiones que nos hagan tener que estar siempre con las garras abiertas. Una herramienta útil es Dotomator, que te ayuda a escoger nombre y además te previene de si el dominio puede estar ya cogido.